“Si nos perdiéramos en el campo en
septiembre, no pasaríamos hambre”; siempre lo ha dicho mi padre. Huertas con
tomates, pimientos, y algún melón; arbustos con moras y frambuesas, higueras de
camino al río Ebro, los primeros almendrucos, peras y manzanas aún duras pero
listas para recoger y uvas maduras en las viñas desde luego te aseguran la
supervivencia en caso de inanición.
A caballo entre el verano y el otoño, en
el mes de la vuelta al cole, al trabajo, a las actividades extraescolares y
deportivas, todavía conviven las frutas veraniegas como el melón, el melocotón
y la nectarina, con las de mediados de estación como las moras y los higos, y
las que nos anuncian el otoño: peras, manzanas y uvas.
Productos de la huerta. Sin lavar y sin dar brillo: tal cual recogidos |
En septiembre toca vendimiar (a veces
también en octubre); todo depende de cómo de adelantada venga la cosecha. No
hay dos años iguales, y aunque el cultivo en invernadero y la importación nos
acerca este fruto hasta en invierno, es en estos meses donde los encuentras de
producción cercana. Aunque tienen mala fama por su riqueza en azúcares, en
realidad es un alimento muy depurativo y alcalinizante, por lo que popularmente
se ha creado “la dieta de la uva” con fines adelgazantes. Sin aventurarme a
decir si esta dieta alcanza los objetivos propuestos, sí que está documentado
que la riqueza en potasio de la uva la convierte en un alimento muy
recomendable para nuestros riñones, y la presencia de taninos y otros
compuestos antioxidantes como el resveratrol abundantes en la piel ayudan al
hígado a eliminar toxinas. Recordemos, que nosotros ya disponemos de órganos
que purifican y eliminan toxinas de nuestro organismo, sólo hay que comer bien
para que riñones e hígado funcionen bien.
Uva moscatel: dulce entre las dulces |
De sabor suave y dulce, y con forma
similar a un globo, la pera también resulta muy interesante desde el punto de
vista nutricional porque tiene mucha agua, pocas calorías por 100 g, azúcares
asimilables por las personas diabéticas, y muy poco sodio pero mucho potasio,
así que es perfecta como diurético y como reguladora de la tensión arterial. La
mayoría de sus vitaminas y minerales se encuentra en la piel, así que siempre
recomendable lavarla bien o conseguir piezas de cultivos sin tratamientos
químicos o ecológicos. La variedad “conferencia” recogida durante el mes de
septiembre, puede encontrarse fresca en los mercados hasta noviembre, aunque su
almacenamiento en cámaras permite que se pueda comprar prácticamente todo el
año.
Tomates,
pimientos, lechugas, judías, nos siguen acompañado también este mes, dando la
bienvenida a la calabaza, que nos
recuerda que el otoño está a la vuelta de la esquina. Pero hasta entonces, ¡a
disfrutar del verano!
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