Seguro que en algún
envase de zumo, de un complemento vitamínico o en el prospecto de una crema
facial hemos leído la palabra ANTIOXIDANTE, y generalmente, la impresión que
nos da es que es bueno para nosotros. Pero si nos preguntan ¿cómo actúa? ó
¿para qué necesitamos? ó ¿por qué son
buenos los antioxidantes? ¿Sabríamos dar con la respuesta?...Además, ¿de dónde
obtenemos los antioxidantes?, ¿necesitamos comprar suplementos a base de
antioxidantes?...
Somos pura química. En
nuestro cuerpo, por el hecho de vivir se producen simultáneamente reacciones de
reducción y de oxidación. Un antioxidante es una molécula que puede
contrarrestar la acción de un radical libre. Los radicales libres son moléculas
o átomos a los que les falta un electrón, que intentan capturar en el organismo
de forma agresiva. En este intento (y a lo largo del tiempo) pueden debilitar
la capacidad defensiva de las células y en el peor de los casos modificarla. La acumulación de radicales libres en nuestro
organismo puede deberse a reacciones
metabólicas, a inhalación (aire
contaminado, humo cigarrillos etc..) o a radiaciones.
Aunque la oxidación celular es inevitable y es precisamente la responsable de
que envejezcamos, el organismo posee ciertos sistemas antioxidantes que podemos
“alimentar”.
Se sabe que los carotenoides (entre los que se incluye la vitamina A o retinol), las vitaminas C (ácido ascórbico)
y E (α tocoferol) pueden prevenir o reducir la presencia de
radicales libres, con lo cual todo alimento que vaya sobrado de estas vitaminas
será bienvenido como antioxidante. Dietas abundantes en frutas y vegetales
contienen elevados niveles de antioxidantes que promueven la salud y reducen
los efectos del envejecimiento celular. Además es muy recomendable que la
ingesta de estos alimentos sea preferentemente cruda, ya que las vitaminas A y
C son sensibles a la luz y al calor, por ello deben cuidarse las formas y los
tiempos de almacenamiento y los de cocción. Otros de los antioxidantes
repartidos por la anatomía de las plantas son los polifenoles, que están contenidos en frutos y bayas de color púrpura, azul, morado y rojo, y en el cacao, en
bebidas como el té y en algunas legumbres como la soja (las isoflavonas famosas
son polifenoles).
Antioxidantes de origen dietario |
Los carotenos son los
pigmentos naturales responsables de los colores rojos, amarillos y naranjas de
frutas, verduras y cereales. Sus efectos protectores se potencian en asociación con las vitaminas C y E, y por si mismos previenen frente al daño oxidativo inducido por radiación al acumularse en la piel (como el β-caroteno de una zanahoria por ejemplo). Debido a su naturaleza liposoluble se asimilan mejor en el organismo a nivel intestinal si se encuentran mezclados con algún tipo de lípido o grasa. Es el caso del licopeno, donde su disponibilidad desde el tomate aumenta considerablemente al someterlo a un proceso de cocción en aceite.
La vitamina C no podemos
sintetizarla en el organismo, con lo que debe ser ingerida a través de la
dieta: cítricos y verduras de hoja verde son fuentes de vitamina C que no deben
faltar en nuestra cocina.
La vitamina E es
liposoluble, es decir se encuentra asociada a alimentos de origen graso o
lipídico como los aceites vegetales. Entre otras funciones, puede neutralizar
la oxidación del colesterol malo (LDL), recubre las paredes celulares y
favorece la vida de los glóbulos rojos.
Bebidas como el café, el
té (fundamentalmente el verde) o el vino podrían ser fuente de polifenoles,
pero no conviene empeñarse en tomarlos de estas fuentes cuando hay muchas
frutas y verduras que también los contienen.
Como casi todo lo que
comemos, todo es bueno en su justa medida. No sirve atiborrarnos a vitamina C,
ya que el exceso lo vamos a eliminar por la orina. Un exceso de vitamina A (en
caso de tomar sin control suplementos no provenientes de la dieta) puede tener
consecuencias en la visión o en los huesos. Algo similar ocurre con la vitamina
E, que también se acumula en el cuerpo, y cuyo exceso puede pasarnos factura a
nivel renal y cardiovascular. Es decir, lo que con moderación ayuda, sin mesura
te perjudica. Lo ideal es tomar todos los días un poco de todo lo bueno que nos
ofrecen las frutas y verduras. Preparar platos de muchos colores en los que
abunden vitaminas diferentes, cocinados de forma natural, y que además nos
encanten.
¡¡¡SALUD Y COLOR!!!
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