martes, 31 de julio de 2018

Sopa fría de zanahoria y leche de coco y jengibre: fresca y exótica

Dicho y hecho. Tras compartir la semana en esta página en facebook la publicación de Sakai laboratorios sobre cremas veganas, me decidí a preparar la cremita de zanahoria y leche de coco. Por un lado me llamó la atención la crema en sí y por otro lado me acordé de que tenía guardado en el armario un bote de leche de coco que compré para un postre que nunca hice.....Lo cierto es que la elaboración según la receta original no puede ser más sencilla y rápida, y el resultado es más que aceptable aunque gana con algún pequeño ajuste.
Para aquellos que no lo visteis refrescamos un poco los ingredientes y la elaboración de esta rica crema de zanahoria con leche de coco y jengibre


QUE NECESITO (4 - 5 raciones)

- 5 o 6 zanahorias
- 1 cebolla pequeña
- 1 diente de ajo
- 1 trozo de jengibre
- 250 ml de leche de coco
- 600 ml de agua (3 vasos)
- Sal


En este plato está toda la complicación

COMO LO HAGO

- Pelar las zanahorias, limpiar la cebolla y hacer trozos
- Añadirlo junto al jengibre entero en el agua hirviendo con sal y dejar cocer 30 minutos. 
- Apagar el fuego, retirar el jengibre, añadir la leche de coco y batir  bien con la batidora.
- Poner al punto de sal. Servir y tomar templado o frío.

RESULTADO

La cremita que se obtiene es de sabor suave, ligeramente dulce y con un toque muy suave a coco. Reconozco que me sorprendió, y eso que me quedó sosa y me dio la sensación de que le faltaba algo, así le añadí una pizca del jengibre retirado de la cocción en trocitos muy picados, y la verdad es que aumentó su chispa. En mi ansia por probarla me la tomé casi después de prepararla, templadita tirando a caliente, y he de reconocer que estaba mucho mejor al día siguiente, bien fresquita recién sacada de la nevera.

Es un entrante ideal para comida o cena que te permite salir de la convencional ensalada o gazpacho, y además es muy digestivo gracias a la cocción de la zanahoria y la cebolla, y al jengibre, que destaca por sus propiedades antiinflamatorias y digestivas.
La leche de coco es básicamente extracto de coco y agua. Es recomendable agitar bien el envase antes de utilizarlo para homogeneizar bien los ingredientes. Generalmente es un producto importado, se comercializa en latas de 400 ml y se utiliza en cocina y repostería. Una vez abierta, se recomienda consumir en 48 horas, así que esa sería la recomendación de consumo de esta cremita en la nevera.No confundirlo con el agua de coco que se puede encontrar junto a los zumos o refrescos en el supermercado.
Como apunte nutricional, decir que la leche de coco (y el coco en sí), es rica en ácidos grasos saturados (de origen vegetal), y que no pasa nada por tomarse un par de tazas de esta rica crema, aunque no conviene abusar si tu dieta requiere cuidados especiales respecto a las grasas.





Rica, fácil, para unos cuantos comensales (o para dos días), y sobre todo diferente y con un toque exótico. ¿¿Te convence?? Yo repetiré seguro. ¡¡Ya he comprado otra lata de leche de coco!!

Hasta pronto




lunes, 23 de julio de 2018

De temporada: Julio

Parece que ya está todo puesto en las cestas de las fruterías y que llevamos comprando y comiendo las mismas frutas durante un par de meses, pero como cada mes, algunas frutas y verduras se estrenan de temporada, otras se afianzan y algunas de tiempo efímero se van despidiendo hasta nuevos tiempos.


Entre las nuevas tenemos los dulces y planos paraguayos. Estas frutas de piel aterciopelada y color blanco derivan de una mutación genética del melocotón de la que ya se hablaba en China allá por el siglo X. Tan saludable como el resto de las frutas, es buena fuente antioxidante gracias a los carotenos rojos y anaranjados, y contiene cantidades importantes de vitamina A y C por fruta consumida. El paraguayo es uno de esos frutos que maduran después de cosecharlo, así que los podemos comprar duros y dejarlos un par de días  para que maduren (hasta que cedan ligeramente a la presión con la mano). Una vez maduros se pueden conservar en la nevera  durante un par de días, pero para que la degustación sea un éxito lo ideal es tomarlo a temperatura ambiente.



Las peritas de San Juan, ya presentes en las frutas de junio, han dado paso a otras variedades más veraniegas como la ercolini o limonera con mucha agua, diuréticas debido a su bajo contenido en sodio,  y además saciantes por su alto contenido en fibra soluble.



Dulces y fibrosas han llegado en todo su esplendor las ciruelas verdes. Las suaves temperaturas primaverales han evitado verlas antes en los mercados pero las podemos aprovechar de temporada durante un par de meses aprovechando también para elaborar confituras o mermeladas o utilizarlas en la cocina acompañando a platos de ave o cerdo.

Como novedad en las verduras tenemos las de colores morados: rabanitos, berenjenas y remolacha, con muchos pigmentos antioxidantes, ricas en agua y digestivas que harán las delicias de ensaladas (en el caso de la raíz y el tubérculo), y te permitirán darte el gustazo de comerlas a la plancha, braseadas, en pisto o rellenas al horno en el caso de las berenjenas. 

En julio tenemos por fin los primeros tomates rojos de temporada, al menos en estas tierras donde vivo, y que tienen todo el sabor del sol y de la tierra bañada por el Ebro y sus afluentes. De ensalada, feos, rosas y de pera serán el ingrediente estrella de toda ensalada o de gazpachos y salmorejos. 

P.D. Gracias a mi padre por cultivar unos tomates y unos pepinos tan sabrosos, y a la Despensa de Lupe (Pamplona) por lucir unas frutas y verduras tan hermosas de saborear y fotografiar.

¡¡¡Asi da gusto!! 

lunes, 16 de julio de 2018

Sopa de melón, refrescante y sorprendente

Tengo que confesar que he visto cientos de veces la receta de sopa de melón sin llamarme lo más mínimo la atención. Pero a principios de semana me encontré conque había comprado un melón extremadamente maduro, rechazado de partida por todos los habitantes de mi casa y que no me veía capaz de atacarlo yo sola. Así que pensé: al precio que te sale un melón ¡esto se come si o sí!, así que rebusque recetas para que me guiaran en mi sopa de melón, y de ellas saqué una nueva versión en función de lo que tenía en casa y de mi tiempo, que no era mucho. Os avanzo que el resultado fue aceptado (que no es poco) por mis peques, y valorado por mi compi, que yo creo que no se lo esperaba...


Te guste más el melón o menos, lo que no se puede negar es que es un entrante muy refrescante con muchas posibilidades de triunfar en tu mesa en los meses veraniegos. El dulzor del melón queda compensado con las virutas del jamón y el punto de sal, y la hierbabuena aporta el punto fresco que le da chispa al conjunto.

QUE NECESITO (4 raciones)

800g de melón limpio de piel
100g de nata
sal
jamón serrano
hierbabuena

Para ser sincera tengo que decir que como no tenía nata en casa, le puse kefir, y el resultado fue muy aceptable, así que además, obtuve una receta más ligera y saludable

COMO LO HAGO

Ponemos el melón troceado y la nata (o el kéfir en mi caso) en en el vaso o jarra de la batidora y lo batimos bien con un pellizco de sal. Reservamos en frío.

Para conseguir la gracia del jamón crujiente, lo podemos desecar en el horno sobre papel de horno a baja temperatura (60-70 grados) durante una hora, o si vas con prisa como yo, lo trituras con la picadora, lo salteas en su propia grasa en la sartén hasta que se tueste (sin quemarse) y lo deja enfriar en papel de cocina hasta servir.

Montamos el plato sirviendo el batido de melón en el recipiente elegido, añadiendo unas virutas de jamón y una pizca de hierbabuena  muy bien picada por encima.

LISTO!!! A DISFRUTARLO!!



TARTA RED VELVET